Una de las cosas qué más gracias me hicieron cuando llegué a Caracas fue la cola. Con este término, la gente de aquí se refiere a lo que nosotros llamamos atasco. Os podeis imaginar las risas con mis amigos cuando estuvieron por aquí. Pues bien, la cola de ayer fue de órdago. ¿El motivo? Bueno, hemos empezado con las lluvias, y tengo que decir que cuando llueve, llueve de verdad. En un trayecto (oficina-casa) en el que suelo emplear entre 15-25 minutos, ayer tardé 1 hora y media. La verdad es que no podía salir, ni que quisiese, de donde estaba. Para ilustrarlo, hice un par de fotos con el teléfono. Parece que últimamente me he aficionado a ello. Ahora estamos en época de lluvias, lo que quiere decir que tendremos más colas. Pero hay algo que me preocupa todavía más. ¡No vamos a poder hacer tantas parrillas! Para el que no lo tenga claro, parrilla quiere decir barbacoa. Mi suegro construyó una bien grande, en la que hemos mejorado nuestras habilidades... qué le vamos a hacer...
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