Hace ya algo más de dos días que culminó el evento de cuatro cenas que acertamos a llamar "Cocineros por un Cocinero, Un Brindis por Carlos García". Han sido cuatro noches maravillosas y para todos los que participamos seguro que nos han dejado honda huella, cada uno por sus propias razones, por las que compartió con los amigos y compañeros de profesión, y todos por la razón principal, una causa por la vida de la persona más querida de un gran amigo que ha logrado mucho más que una recaudación económica.
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Sin lugar a dudas el evento fue un éxito rotundo que superó aquellas expectativas iniciales que trazamos hace poco más de un mes. Un éxito en la participación incondicional de un inmenso grupo de cocineros, pasteleros y panaderos, desde profesionales consolidados a estudiantes, desde estrellas mediáticas a personas anónimas, de empresas importadoras de licores, de las personas que trabajan en estas empresas y que han aportado mucho más que una representación de unos intereses, se han integrado y vivido esta experiencia como propia.
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Cuatro noches en las que hubo millones de pequeños detalles, algunos errores y miles de aciertos, momentos dificiles en que pensabamos que se nos alejaba el sueño pero muchos más que reforzaban nuestra actitud para seguir adelante. Cientos de protagonistas y actitudes humanas que nos reconcilian con lo mejor de nuestra especie. Durante la semana espero recopilar las fotos más signigicativas de estos días. Estoy seguro que todos deseamos recordar lo vivido con el testimonio gráfico.
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El viernes, más allá de la medianoche, terminaban las cuatro cenas con un acto simbólico que lo resume todo. Una pequeña representación de nuestro grupo se encerró en un espacio privado para terminar con el proceso de subasta de la pieza más llamativa de estos días: la Batuta de Gustavo Dudamel, los participantes en la subasta y tres de nosotros acabamos compartiendo un momento que catalogo de inolvidable, fueron tres horas de gran tensión para todos los que nos esperaban en el comedor del restaurante Alto y parecía un cónclave en el Vaticano a la espera de la fumata bianca...
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Lo que sucedió en el privado del restaurante no puede ser desvelado con detalle, pero las personas interesadas en aquella pieza en un momento de la noche, cuando la cifra era realmente astronómica, nos demostraron que estaban allí por Carlos, realmente solo por ese motivo, y la batuta que a esas horas ya era una varita mágica, cedió su protagonismo en un encuentro humano que desató toda la emotividad que podais imaginar. No había mejor cierre para esas 4 noches que la más pura emoción que compartimos.
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Quise desvelar ante los compañeros que nos velaban cual era el resultado final de todo aquello, yo lo catalogué como "Incalculable"... por que así ha sido en verdad, un evento de valor incalculable en el que cada persona ha puesto lo mejor de si misma, cada uno según su talento, según sus posibilidades y según su bolsillo, lo ha ofrecido por la causa con generosidad, por ello lo recaudado en el balance es mucho más importante que la suma final de un dinero, la suma de todo lo que hemos vivido tiene un valor... incalculable.
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Por si eso puediera parecer poco a los pragmáticos, a los efectos de la motivación por lograr un objetivo económico que fuera significativo para las necesidades de la familia García, debo compartir con todos los que de algún modo os involucrasteis en el evento, como prensa, comensales, cocineros, mesoneros o representantes de las casas importadoras, que superamos de tal manera la planificación original que hemos llegado a cubrir por completo la factura de la primera intervención quirúrgica, y eso, amigos, es mucho dinero y debemos sentirnos más que orgullosos porque ha quedado demostrado que somos capaces de alcanzar cualquier objetivo que nos propongamos...
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¿Será esta una manifestación más de la magia de Venezuela que en lo personal tanto me conmueve?, solo se que pertenecemos a un lugar del mundo en donde soñar en convertir los sueños en realidad todavía es posible.
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Gracias Carlos por haber conseguido con tu ejemplo de amor liberar una respuesta solidaria que con el tiempo todos podremos entender en su magnitud.
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