Este es un plato que me encanta. Es muy sencillo de preparar, y me trae una cantidad de recuerdos enormes. Mi madre lo prepara desde que soy capaz de recordar. Ella lo suele acompañar con compota de manzana. Yo prefiero hacerlo con mostaza (esa es otra de las preparaciones de mi madre) o con cebollas caramelizas. Me gusta por su sabor (no entiendo que este corte no tenga mayor presencia en Venezuela), porque lo puedo dejar en la nevera un par de días y comerlo como un embutido. A mi mujer le encanta, y hacía tiempo que no lo preparaba y ayer hice uno que me quedó en su punto. Es importante que no quede seco, que quede jugoso.
La receta es muy simple. En una bandeja que pueda ir al horno ponemos una capa de sal gruesa de cocinar. Sobre la capa ponemos el lomo, lo salamos (podemos poner alguna hierba también), y lo cubrimos por completo de sal gruesa. Suelo gastar cerca de 2kg de sal por un lomo de 1kg de peso. Lo metemos a un horno a 200 grados Celsius (475 farenheit) y cuando se rompe la sal lo sacamos. Lo dejamos reposar un poco y luego le quitamos todo el exceso de sal. Ya sólo queda comérselo. Os lo recomiendo, simple y resultón ;-)
La foto es de Entre Pucheros
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