Ayer hicimos una parrilla en casa de mis suegros. Podría no pasar de ser una de las muchas que hacemos. Pero fue sencillamente espectacular. Los comensales fueron: mis suegros, mis tres cuñados (Amalia, Luis Felipe y Andrés Bernardo), mis padres (Pedro y Marta), mi abuela (María Rosa), la abuela de mi mujer (Amalia), un primo de Mariela(Andrés Emilio), Oriol y Selva, Mariela y yo. Mis padres pudieron ver lo que es una parrilla venezolana, disfrutar con nosotros, conocer a Oriol y Selva, que a su vez conocieron a mi familia política. Yo fui el encargado de hacer las brasas, que hacemos con leña. Mis suegros habán comprado de todo: chorizos, morcillas, salchicas para parrilla (Endrés Emilio contribuyó con esto porque es su perdición), y unas puntas traseras de muerte. Yo llevé varios vinos españoles: coto, coronas y marqués de griñon (Shyraz, la uva preferida de mi suegro). Oriol nos obsequió con unos marqués de griñon petit verdot. Hicimos descubrimientos sobre las familias, amigos en común, Cataluña, el vino, el petroleo, la excursión a Canaima de mis padres y futuras excursiones... Se entabló una conversación muy agradable entre todos, y me reí mucho hablando de vinos con Oriol y Luis Felipe. Yo no soy muy amigo de lo francés y me dediqué a darle toda la caña que pude a Luis Felipe, amante de lo francés. Para culminar, nos tomamos un patxarán Baines, que es una maravilla.
Gracias a todos, a mis suegros por organizarlos (o fue Andrés Emilio? jajaja), a mi familia por estar aquí, a mis cuñados y familia política por hacerme sentir como en casa, y a Oriol y Selva por la compañía.
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