Monday, August 13, 2007

sábado de parrilla


El sábado queríamos hacer una parrilla y nos preparamos a conciencia. Lo teníamos todo listo: carnes, chorizos, morcillas, ensaladas... Pero la climatología dió un cambio de 180 grados y empezó a llover como sólo lo sabe hacer en Caracas. Los invitados confirmaron si pensábamos hacer algo y yo dije que si, que aunque fuera en la cocina, íbamos a seguir con nuestras intenciones de pasar un buen rato, beber unos vinos, y Dios sabe qué más. Nos vimos forzados a cocinar en planchas de metal y horno, y me tengo que quitar de nuevo el sombrero ante mi suegro. Domina la carne como poca gente. Ya sabemos que en la parrilla es el rey (pensabamos, Oriol y yo, hacerle un reportaje en su parrilla el sábado, otra vez será) pero esto nos sobrepasó. La cocinó de maravilla y en otros medio. La carne quedó tierna, exquisita, y con un chorrito de aceite del Marqués de Griñón y una buena sal de la Camarga Francesa nos llevó a momentos celestiales. El postre más interesante fue un buen chocolate de 75% de pureza bañado en el mismo aceite y con la misma sal. ¿Habrá algún cocinero que se atreva con este maravilloso postre? Espero que si.

Ahora voy a copiar el post de Oriol relatando los vinos que disfrutamos. Fue algo espectacular.
No tengo palabras para describir la experiencia de ayer por la noche... otra velada de grandes vinos y muchas más cosas que contaré en el próximo post... si hace unos pocos días tuve una experiencia con grandes vinos de burdeos a partir de un Cirsion 2005 de la Rioja, ayer el juego fue muy distinto, totalmente opuesto pero en el concepto pero con un nivel de diversión desbordante.

Fuimos invitados por la familia política de mi querido amigo Jordi Miró a una parrilla en su casa para celebrar cosas, en estos encuentros que ya son para mi y mi esposa considerados como reuniones en familia, el vino ocupa un espacio muy destacado gracias al trío de fanáticos que nos reunimos: Jordi Mirò, su cuñado Luis Felipe Urbaneja y yo. La motivación de los tres es agasajar a los demás con curiosidades inolvidables... ayer noche el viaje fue único, un recorrido ecléctico que reunió vinos de los más diversos orígenes pero con un final apoteósico:

Empezamos por España, con el Finca Terrerazo 2002 de Bodega Mustiguillo, una de las que representamos en Venezuela, de origen Valenciano y de enorme prestigio por haber recuperado la variedad histórica del levante español, la Bobal, la bodega ha conseguido ser reconocida como finca de interés obteniendo la calificación de V.T. El Terrerazo, paso previo para ser reconocida como una Denominación de Origen. Estaba fabuloso, oscuro, practicamente azul, potente y muy bien ajustado para las morcillas y chorizos que nos comimos.

Con la aparición de la punta trasera cambiamos de tercio para probar un vino de Argentina de los que traje en la maleta después de mi periplo mendocino, concretamente colección privada 2004 de la familia cabernet sauvignon - merlot de la Bodega Antucurá de Vista Flores en el Valle de Uco, con él gozamos del lado salvaje de la fruta, un ejemplo perfecto del mensaje que he querido transmitir sobre el valor del vino argentino... fruta, fruta, fruta, que maravillosa fruta. Atancando la segunda punta trasera, viramos al norte, tan al norte que llegamos a los viñedos del Estado de New York para degustar The Grapes Of Roth Merlot 2001 de la región de Long Island que tuvo la desgracia de aparecer después del éxtasis frutal ya que nos pareció con un exceso de roble, afortunadamente en la anterior parrilla dedicada exclusivamente a vinos de los Estados Unidos, este vino demostró todas sus cualidades siendo el mejor de una cata de 5 vinos de New York.

De regreso a Europa hicimos breve parada en Italia para abrir un chianti que no debería haber sido invitado, pero fue útil para nuestros propósitos más maquiavélicos que no eran otros que dejar "respirar" a los dos franceses que nos esperaban... el primero fue un Chateau Latour 1998 del que no sabiamos que esperar en una añada poco destacada en Pauillac. Lo mejor de este primer cru classé se hizo esperar, pero lo logró corroborando que esta bodega tiene una reputadisima capacidad de equilibrio en su trabajo lo que convierte sus vinos en toda una garantía para añadas pobres. Más de 40 minutos en la copa reafirmaron que del espectáculo inicial de matices de sotobosque, trufas y musgo pasabamos a recuerdos animales, donde dominaba el cuero y el establo en una nariz larga, sutil y cálida.

Pero lo mejor llegó a continuación, una obra de arte inconmensurable de E.Guigal con La Turque 2001 de Cote Rotie... que os explico mañana (me quedo sin bateria)

Al final apareció de no se sabe donde un Don Melchor que acompañó la música y el baile, regresabamos a la realidad de la mano de este grande de Chile para cerrar un viaje

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